Es un proceso de acompañamiento reflexivo y creativo que inspira a maximizar el potencial personal y profesional. Es decir, que sea el interesado quien reflexione, busque, decida y actúe en consecuencia, optimizando su funcionamiento, bienestar y crecimiento en cualquier faceta que lo necesite.
Principio de confidencialidad. Absolutamente todo lo que se habla en una sesión de coaching es confidencial, es secreto profesional. El coach no puede hablar con otros acerca de quiénes son sus clientes ni la información que le han compartido.
En el caso de ser una organización quien contrata los servicios de coaching, se establecerá de antemano lo que se puede compartir con la propia organización y se comunicará al coachee (persona/s asistente/s a la sesión de coaching).
En este apartado, José María Buceta, (2019), explica claramente que “el coaching es un procedimiento de intervención psicológica no directiva, pero efectivamente, no es terapia, aunque tenga elementos comunes, no son lo mismo”. “El coaching se aplica a personas que no tienen problemas clínicos, sino necesidades laborales, formativas o personales.
El objetivo es satisfacer esas necesidades y contribuir a su crecimiento personal o profesional”.
De hecho, el coaching es para las personas que quieren mejorar en diversas áreas, adaptaciones, toma de decisiones, soluciones, etc., pero nunca para personas con patologías que deben, y tienen, que someterse a una terapia adecuada. El coaching se ayuda de la psicología pero no es lo mismo.